Las expresiones lúgubres en esta atmósfera rojiza
procrean en mi a la gran traidora,
a la hacedora de mitos y desdichas voraces.
Y ahí, justo en los dientes
me torno feroz.
Soy ahora
cómplice del enigma.
Mercedes tuvo razón en la sangre,
Mercedes deshizo los nudos mal atados
para rehacerlos en orgasmos múltiples para sí.
Mercedes y las muertes (los gemidos)
las horas sin conciencia
las horas desnudas
las horas observando agonías.
Estertores quiso Mercedes.
Mercedes quería a la esperanza dentro,
Mercedes quería verles encerrados en el perfume
Y en el paroxismo,
Como tantos y tontos cadáveres.
Mercedes quería a la esperanza dentro.
25/12/07
Qué buen poema, por la chucha!
ResponderEliminarMi ùnico comentòn, =D
ResponderEliminarMe distraen las comillas...
ResponderEliminarOlvidar a veces es preciso, a la fuerza a veces es preciso...